
Cada comienzo de año solemos establecer muchos propósitos que nos gustaría cumplir, uno de ellos casi siempre es mejorar como personas, hablar mejor a los nuestros, comprenderlos y ayudarlos en cada momento y a veces, con el estrés del día a día esto no ocurre. Con estas palabras queremos ayudarte con tus propósitos educativos, ofreciéndote diferentes tips que te puedan ayudar en esta difícil labor y ayudarte a comprender el desarrollo infantil y la razón por la que hacen todo aquello que hacen.
Para empezar, debemos tener en cuenta que durante la etapa de 0-3 años los niños y las niñas están formando su personalidad, tal como os hemos dicho en otras entradas, están absorbiendo constantemente todo lo que necesitan del entorno para autoconstruirse, por lo que una de las bases más importantes es permitir la libre exploración ¿quiere decir esto que voy a permitir que haga lo que quiera? Por supuesto que no, los límites son muy importantes en la educación respetuosa (para evitar que se convierta en un libertinaje), pero es importante saber cuándo podemos establecer estos límites:
- Cuando se puedan hacer daño a sí mismos
- Cuando puedan hacer daño a los demás
- Cuando aquello que estén haciendo pueda romper o dañar algún objeto/material

Para establecer estos límites debemos ponernos a su altura (esto es algo muy importante, para poder establecer un contacto visual) y de forma firme, respetuosa y seguros de lo que les vamos a decir, siempre con frases cortas, le comunicamos el límite que queremos introducir “Baja de la mesa, por favor” “Puedes subir aquí si quieres trepar” “Así me haces daño, despacio por favor (mostrando el gesto)”. Pero lo más importante de todo es ser constantes con los límites, sabemos que el cansancio y el estrés del día a día puede jugarnos una mala pasada, pero si un día les permitimos ponerse de pie en la mesa y otro no, lo que haremos será enviarles señales contradictorias y será imposible que interioricen el límite. Una vez lo hemos introducido, debe ser así siempre y además con todos los miembros de la familia de acuerdo, para evitar justamente lo que os acabamos de comentar. Conforme van creciendo podemos introducir explicaciones más claras y algunas negociaciones.
Debemos mantener un clima de confianza que les permita sentirse seguros en nuestra presencia, si nos contradecimos, mentimos y ocultamos esta confianza se irá perdiendo y será más difícil llegar a ellos/ellas. No debemos ridiculizarlos ni hacerles burlas, ya que nuevamente conseguiremos que ese clima tranquilo que puede generarse gracias a la confianza se pierda y que dejen de contarnos aquello que les ocurre en cada momento. Por otro lado, tampoco debemos presionarles para que no cuenten lo que les ocurre, si hemos creado un vínculo de confianza conseguiremos que tarde o temprano, cuando esté preparado, nos lo cuente.
Otro aspecto que nos puede ayudar a crear este vínculo de confianza y que puedan comunicarnos sus sentimientos es expresar nosotros nuestros sentimientos y ayudarles a identificar los suyos. Así, ante cualquier situación (de adversidad como de alegría) podemos ponerle nombre a lo que sienten y así serán más adelante capaces de identificarlo “veo que estás muy feliz porque hemos venido al parque” “Lo que sientes se llama enfado porque no te ha gustado lo que ha pasado”, si nosotros hacemos lo mismo “estoy muy feliz de verte” “me he asustado mucho cuando has corrido hacia la carretera, he sentido miedo” veréis como poco a poco comienzan a comunicarnos sus sentimientos.
Otro punto importante es permitirles el crecimiento personal, proteger sólo cuando sea necesario y permitirles que realicen por si solos todas aquellas tareas que, por su destreza y crecimiento, puedan realizar por sí mismos sin ayuda del adulto. Tareas como poner y quitar la mesa, poner la ropa en la lavadora o en el cesto de la ropa, poner sus objetos personales en un lugar determinado, comer con autonomía, peinarse, quitarse la ropa y comenzar a vestirse… Permitirles hacer todas estas acciones por si solos les abrirá un camino muy importante en cuanto a autonomía, amor propio y destrezas increíbles, además de hacerles partícipes del día a día del hogar, permitiéndoles crear un sentimiento de pertenencia.

Cuando se lleve a cabo un conflicto, es importante gestionarlos desde la calma, cuando un/una niño/niña está en plena explosión emocional por algo que ha ocurrido, no sirve de nada ponernos con la misma actitud, ya que no solo no resolverá el conflicto, sino que nos sentiremos nosotros mal y acabaremos por hablar mal y no solucionar el problema. Ante una situación así debemos mantener la calma, acompañar esa explosión emocional (respetando el límite físico que nos imponga el/la niño/niña) y hacerles ver que estáis ahí, una vez pase esta situación tensa podéis hablar de lo sucedido “entiendo que esto te ha enfadado, pero no puedo permitirte que saltes desde la mesa”.
Educar en base al respeto es muy difícil, sobre todo por los retos que día a día nos encontramos ya no solo en el ámbito familiar, sino también en el social y el laboral, pero como os hemos dicho antes, los niños y las niñas solo buscan pertenecer, sentirse validados y aceptados.
Valora sus esfuerzos, anímale a conseguir sus retos, a continuar avanzando a sentirse orgulloso/a de haberlo conseguido y haberse superado y sobre todo ¡respira y disfruta! son pequeños solo una vez, y si sientes que te has equivocado, enséñale humildad y pídele perdón, ellos/as también las merecen.
Comentarios recientes